Breve análisis de la película “Ciudad de Dios” desde la teoría del Aprendizaje social de Bandura
- Eloquium.mx
- 3 oct 2018
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Por: Román E. Ocotitla Huerta*
La forma en cómo se conciben los pensamientos y las acciones sociales en un contexto determinado es fundamental para entender, en buena medida, quiénes somos y hacia dónde vamos. Es importante pensarnos en función de nuestro alrededor, con quién nos relacionamos, qué decimos, qué hacemos y cómo nos comportamos. Si bien es cierto que hay ciertos fenómenos sociales que afectan a ciertos grupos por ciertas razones, no hay que olvidar que la herencia histórica ocupa un papel clave al intentar explicar las razones, de explicar el porqué de estos fenómenos.
Por ello, en el siguiente análisis, se abordará la postura psicológica del Aprendizaje social de Albert Bandura ejemplificándola con la película Ciudad de Dios (2002), de los directores Fernando Meirelles y Kátia Lund, siendo objeto de análisis los niños residentes de las favelas, mejor conocidos como “Los raterillos”.
A pesar de ser Buscapé el protagonista del filme, resulta significativo el papel de “Los raterillos” que viven en las favelas brasileñas, aquellos muchachos que son absorbidos por su caótico entorno y que son orillados a actuar y pensar según los modelos que observan. Por lo tanto, considero que el aprendizaje que ellos aprehenden es idóneo de ser analizado en función del modelo de la reciprocidad tríadica de Bandura: ambiente/persona/conducta.
El concepto de ambiente, que no es definido por Bandura en su trabajo, dificulta la adecuación de éste para relacionarla con algún objeto de estudio; pero ello no significa que sea imposible. Teniendo en cuenta lo anterior, se interpretará el ambiente como la influencia dada por la interacción social y el entorno geográfico, siendo el segundo elemento tratado más adelante.
Entonces, ¿qué tiene que ver el ambiente con “Los raterillos”? Hay que recordar que, durante la película, los niños son objeto de daño físico y moral, por lo que su estructura cognoscitiva se ve modificada, siendo los procesos psicológicos superiores los que se ponen en marcha para después modificar su comportamiento. En este sentido, se puede decir que: “Primero, se debe prestar atención a lo que hace el modelo, no solamente verlo; esto es más probable si el modelo exige atención (como lo hace una persona famosa o atractiva, o experto)” (Morris, 1997, p. 172).
Por lo tanto, ¿quién es el modelo en la película? Al parecer serpia el personaje Zé pequenho, ya que él influyó en el ambiente de la trama (años setentas) según las experiencias de su niñez (años sesentas). Él aborda la situación de las favelas con provecho y se gana el reconocimiento y respeto de las personas por ser sanguinario y por conseguir lo que quiere; esto resulta atractivo para los niños que viven en condiciones de paupérrimas y que no vislumbran un futuro favorable.
Después de haber prestado atención al modelo,
Debemos ser capaces de retener (recordar) aquello a lo que le hemos prestado atención. Aquí es donde la imaginación y el lenguaje entran en juego: guardamos lo que hemos visto hacer al modelo en forma de imágenes mentales o descripciones verbales. Una vez “archivados”, podemos hacer resurgir la imagen o descripción de manera que podamos reproducirlas con nuestro propio comportamiento (Boeree, 1998, párr. 14).
Explicado desde el grupo de “Los raterillos”, se puede entender que observan constantemente las acciones de los jóvenes que trafican drogas y portan armas. No hay que olvidar que muchos de estos jóvenes son hermanos o familiares de los niños, por lo que la cercanía implica una mayor probabilidad de modificar los procesos psicológicos superiores.
Luego de ejecutar el acto de retener (recordar) sigue el tercer proceso de aprendizaje:
La producción, que consiste en traducir las ideas visuales y simbólicas de los eventos modelados en conductas abiertas. Muchas acciones simples se pueden aprender con sólo observarlas y el que los observadores las produzcan después indica que las han aprendido. Sin embargo, son raras las conductas complejas que se aprenden por mera observación. Los aprendices suelen adquirir una burda aproximación de una habilidad compleja observando demostraciones modeladas (Bandura, 1977b). Luego, con la práctica, la retroalimentación correctiva y el repaso perfeccionan sus habilidades (Schunk, 2012, p. 128).
Ejemplo de dicho proceso, es el hecho de que “Los raterillos” vean de forma común y cotidiana el uso de armas con los jóvenes y que, como se verá en el siguiente proceso, motive e impulse el deseo de obtener algo a cambio, mediante el asalto a mano armada.
En la motivación, se observa el siguiente proceso:
Los individuos se forman expectativas acerca de los resultados anticipados de acciones a partir de las consecuencias experimentadas por ellos y por los modelos (Bandura, 1997); ejecutan aquellas acciones que creen que producirán resultados recompensantes y evitan actuar en formas que consideran les traerán consecuencias negativas (Schunk, 2012, p. 128).
A pesar de lo antes citado, existe un conflicto de carácter moral según la enseñanza occidental que tenemos sobre lo que está bien visto y lo que no lo está, ya que se trata de niños con armas que asaltan y obtienen dinero, que se traduce con el paso del tiempo y de su reforzamiento en algo más complejo: poder. ¿Qué tantas limitaciones tendrá en un ambiente determinado el aprendizaje de este tipo de acciones y qué tanto efecto tendrá en el comportamiento y conocimiento de futuras generaciones? Por un lado tenemos, según la teoría, la autorregulación, que podría explicar esta cuestión:
Proceso mediante el cual los individuos activan y mantienen las conductas, las cogniciones y los afectos, los cuales están sistemáticamente orientados hacia el logro de metas (…) Al esforzarse por autorregular aspectos importantes de su vida, los individuos logran un mayor sentimiento de agencia personal (Schunk, 2012, p. 123).
Aunado a la motivación, “las personas también actúan con base en sus valores, y realizan las actividades que valoran y evitan aquellas que consideran insatisfactorias sin importarles las consecuencias que tengan para ellos o para los demás” (Schunk, 2012, p. 129).
Por otro lado, y siguiendo la teoría de Bandura, el modelo específico y la selección de éste, se da por la asociación del mismo con el sujeto; es decir, por la familiaridad. No se trata de jóvenes que salgan en algún programa de televisión ni de personajes retratados en alguna película, porque, por un lado, las condiciones económicas no permiten el acceso a dicha tecnología y, por otro, se trata de una zona geográfica que fue y ha sido marginada por el avance de los modelos económicos que demandan cierto estatus e ideología, cuestiones que históricamente se forman, interiorizan y se viven. La imitación y el aprendizaje vicario son, en este contexto, inevitables en la formación de los niños.
No obstante, queda cierta duda sobre qué tan aplicable será esta teoría, puesto que se deja a un lado, como lo mencioné en el párrafo anterior, la parte histórica, económica y cultural, que en gran medida afectan la posición que tienen una cantidad determinada de personas. No se puede pensar del todo que las personas actúan según ciertos modelos que le son familiares en un determinado ambiente, porque las características de los grupos se ven modificadas todo el tiempo de acuerdo a los factores mencionados y según las percepciones que de la misma clase social puedan surgir.
Así mismo, las limitaciones del aprendizaje y su relación con la autorregulación siguen siendo, desde mi opinión, poco viables para explicar el porqué de ciertos actos y pensamientos; la ideología trasciende esta postura.
Por último, considero que la película es un retrato bastante certero sobre la situación de Brasil que aún se sigue viviendo y de la que podríamos rescatar un sentido bastante amplio de reflexión, interés y vinculación con nuestro entorno, porque las fronteras parecen quebrantarse y la similitud con nuestra situación actual parece cada vez más decadente y habitual.
Bibliografía:
-Boeree, G. (1998). Teoría de la personalidad. Albert Bandura. Recuperado de: http://webspace.ship.edu/cgboer/banduraesp.html
-Morris, C. (1997). Introducción a la Psicología (9a ed.). México: Prentice-Hall Hispanoamericana.
-Schunk, D. (2012). Teorías del aprendizaje (6a ed.). México: Pearson Educación.
*El autor es estudiante de Comunicación en la Facultad de Ciencias de la Comunicación BUAP, y coordinador general de Eloquium.
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